El coste de hacer a Salvador Illa Molt Honorable ha sido más mucho más alto de lo que se esperaba. La cúpula, o debería decir comité central, del PSOE ha vuelto a tragarse su ideario para conseguir más poder. Los que desde hace décadas clamaban por fomentar la solidaridad entre las diferentes regiones, han conseguido que 20.000 millones de Euros dejen de pasar cada año de Cataluña hacia territorios más pobres. Recordemos que solo el presupuesto de Cantabria es de 3.000 millones anuales.
Conjugar esta contradicción sería complicado si fuera la única, pero este gobierno ya ha agotado la poca ingenuidad de los ciudadanos hace meses con sus “cambios de criterio”.
Históricamente el PSOE ha sido un obligado liberalizador de la economía española. Recordemos que fue el que desmontó al todopoderoso INI, privatizando y reconvirtiendo (cerrando) numerosa industrias de carácter público. Y ahora acelera de forma drástica e irreversible su “federalismo asimétrico” que comenzó en 1978. Y es que solo la maquinaria propagandística del partido podrá convertir la insolidaridad en bienestar interregional.
Si esta independencia fiscal hubiera sido realizada por nuestra “derecha de tapadillo” la indignación sería máxima, pero ahora los más fieles de la izquierda comulgarán con otra rueda de molino más.
A nosotros esta deriva fiscal nos viene de perlas. Que las diferentes comunidades autónomas puedan gestionar su fiscalidad dividirá el poder y con ello beneficiará a los ciudadanos.
De la misma forma en que la comunidad de Madrid ha podido desarrollarse de forma espectacular (a nivel español) gracias a saber manejar bien la poca libertad que ha tenido. Otras podrán generar todavía más prosperidad con inteligentes políticas fiscales que atraigan capitales y talento. En poco pasaremos a una España de 19 o más velocidades. Veremos a comunidades que caerán a plomo por su excesivo gasto mientras otras aplican políticas de ajuste fiscal mejorando espectacularmente la vida de sus ciudadanos.
La diferencias fiscales conllevarán una sociedad más exigente con los recursos propios. La cada vez más numerosas movilidad laboral y deslocalización de empresas ayudará a que CCAA gestionadas de forma correcta atraigan más riqueza.
La cara triste es la de las regiones que mangoneadas por sus élites políticas extraerán las cada vez más exiguas rentas de sus ciudadanos y empresas obligando a estos a moverse. Cuando vean el éxodo ¿volverán en sí los políticos? Yo creo que no. Y es que al final no nos debería preocupar lo que los políticos hagan sino si mudándonos unos kilómetros podemos evitar sus efectos. Todo apunta a que, al final, así será.
Gracias P (punto) Sánchez.
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