Hybris es insolencia, petulancia, desmesura, descaro, abuso, osadía, violencia, prepotencia, temeridad, … transgresión de un límite moral natural, sin reconocer la
propia condición de humano, queriendo ser dios. Equiparación a la condición de dios mediante un ego narcisista.

Los dioses soportan mal la competencia en el poder; por eso espero a los dioses antiguos. Las insolencias de Agamenón o de Creonte -es al poder a quien acompaña
generalmente Hybris- no quedaron sin castigo. Alecto es “la implacable” que castiga el desprecio por los limites morales.

“Conócete a ti mismo”, era el lema que campeaba en el templo de Delfos. Quien cae en la Hybris, desprecia la templanza y la justicia; la desmesura no toma en consideración la
experiencia, las ideas y opiniones ajenas, no prevé consecuencias o reacciones de los otros, y Némesis abatirá todo lo que se eleva en demasía y devolverá el equilibrio.

Parece evidente la Hybris del poder en los tiempos recientes, y es tanto mas claro el aguante con que los ciudadanos ¿súbditos? la soportamos. Quizá sea momento para
repensar el conflicto entre autoridad y autonomía personal, irresoluble, porque la autonomía moral requiere que siempre seamos los autores de las normas que hemos
de obedecer y la autoridad pretende que su voluntad sea la fuente de tales normas. (R. P. Wolff) Nunca hemos tenido menos autonomía, menos libertad.

Volveremos a las urnas, haciendo un dolorido ejercicio de buena voluntad, con mas dudas que certezas sobre la elección; certezas de quien no, dudas de quien pudiera ser,
pero desgana, mucha desgana…. Al dejar caer el voto en la urna habremos hecho una elección. Que no sea una elección de nuestras vísceras, pues seremos responsables de
lo que suceda.

Oremos a los dioses antiguos que castigaban la Hybris.

Manuel Suárez
Socio Fundador de Acción Liberal

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