No falla. Cada vez que se acerca una campaña electoral, la izquierda saca a la palestra su tema estrella: el mantra de la desigualdad. Esa España masiva, pobre y miserable que, al parecer, ocupan barracones que ellos ven por la tele desde su chalet de Galapagar o desde su enorme piso en el Barrio de Salamanca de Madrid.

La lucha de Sánchez, Iglesias y sucedáneos no es contra la desigualdad. Ni tan siquiera contra la pobreza, que debería ser la verdadera preocupación. Esas solamente son excusas para seguir cercenando la vida de la gente y abrir una afronta contra el capitalismo.

En los últimos 25 años, más de 1.000 millones de personas lograron salir de la pobreza extrema, y actualmente la tasa mundial de pobreza es la más baja desde que se tienen registros. En 2015 la tasa de pobreza era del 10% de la población mundial y aproximadamente la mitad de los países del planeta registran tasas de pobreza por debajo del 3%.

Estamos hablando de un sistema económico que ha permitido reducir 1 punto porcentual al año la pobreza mundial de forma discontinuada desde 1990. Ya no es que vivamos mejor que nunca, a la luz de indicadores objetivos como la tasa de mortalidad, sino que también la clase media se masifica a lo largo y ancho del planeta, y la pobreza continúa a la baja.

España no ha sido menos. En las últimas décadas, y gracias al capitalismo y a la apertura a mercados exteriores, la clase media ha emergido. Con ella, la pobreza y la desigualdad se han reducido.

Así lo demuestra el índice de Gini, que mide el grado de concentración de la riqueza entre la población. La mayor concentración de la riqueza sería un índice 100. Pues bien, España no sólo presenta un índice moderadamente bajo (33,2 en 2018, según Eurostat), sino que también:

  • Está por debajo de países similares como Italia
  • La evolución en los últimos años ha sido a la baja. ¿Adivinan cuándo ha sido cuando más se ha incrementado? Correcto, entre 2004 y 2011, con las políticas socialistas funcionando a toda vela (Plan E, el BCE bajando tipos de interés, etc.)

La libertad ha traído mejores niveles de renta a cualquier país en cualquier momento de la historia. Y este no es una excepeción. Hemos sufrido la peor crisis económica de nuestra historia reciente. Europa fue vapuleada por un doble shock económico: el mismo que sacudió Estados Unidos en 2008 (crisis subprime), pero también, y quizás más importante, el que sufrimos en el año 2012, tras la conjura europea de salir del primer bache tirando de chequera pública.

Los datos son tozudos. Estados Unidos, dejando quebrar Lehman Brothers y permitiendo que su economía ejerciera el ajuste a través de la iniciativa privada, no sólo salió antes de la crisis y evitó la de 2012, sino que también:

  • Ha experimentado un período de expansión económica durante 124 meses consecutivos, el más larga de su historia.
  • El empleo ha crecido durante 108 meses consecutivos, el más largo de su historia.
  • La tasa de paro del 3,5%, la más baja desde 1969.
  • Mantiene el Índice S&P 500 en máximos históricos, con una subida del 460% desde marzo de 2009.

La conclusión, por lo tanto, es la misma de siempre: más gasto público, más impuestos y más intervencionismo ha llevado a empeorar la vida de la gente. Todos tenemos en mente los 7.000 empleos destruidos al día en nuestro país, el ajuste en salarios, empresas cerradas y un largo etcétera. Fueron necesarios ajustes económicos de primer nivel, y sólo después, tras una tímida liberalización económica, traducida en rebajas fiscales de Mariano Rajoy, la economía real comenzó a recuperarse.

Los datos lo corroboran. El salario medio de un trabajador por cuenta ajena lleva creciendo desde el año 2015, y en 2018 ya ha superado los niveles precrisis:

De hecho, entre 2013 y 2018 los salarios que más crecieron en España fueron los de los trabajadores con menor renta, según el Monitor Adecco sobre salarios.

Entre 2013 y 2018 los salarios que más crecieron en España fueron los de los trabajadores con menor renta

 

La desigualdad en sí no debería ser el motivo de preocupación. Que en España haya gente como Amancio Ortega incentiva la aparición de la clase media, lejos de perjudicarla. Las grandes empresas pagan unos salarios que son más de 7.248 euros al año superiores a las PyMEs. El verdadero motivo de preocupación para el ciudadano es la pobreza, altamente ligada con el paro. Antes de redistribuir la riqueza hay que generarla, y cualquier política que se aleje de ahí solamente va a generar pobreza. No es casualidad que las regiones con los salarios más bajos sean bastiones tradicionalmente socialistas: Extremadura, Castilla La Mancha y Andalucía.

La verdadera guerra que deberíamos librar en nuestro país es por romper a la baja la barrera de los 3,2 millones de desempleados. Ahora llegan las vacas flacas, las reformas estructurales se han quedado guardadas en cajones y la deuda pública roza el 100% del PIB. Los datos de empleo nos llevan directos a 2012, y están inflados por un empleo temporal en el sector educativo proveniente del sector público.

Los mismos que dicen estar preocupados por la pobreza y por la desigualdad son los que nada más llegar al gobierno provocan que los contratos indefinidos caigan en 8 de los 10 meses que llevamos de año y que ya haya 10 comunidades autónomas con menos autónomos que a principios de año.

Lo que quieren es transformar personas libres y prósperas en dependientes del estado. Destruir el capitalismo, a pesar de ser el sistema económico que más ha hecho por mejorar la vida de la gente de la historia económica reciente, y evolucionar hacia el socialismo bolivariano o, en el mejor de los casos argentinos.

Pero España siempre ha resisitido, y lo volverá a hacer. Las familias españolas son de las más ricas de todo el viejo continente porque tenemos tradición ahorradora. Nuestro activo preferido ha sido el ladrillo, y por eso más del 80% de las familias españolas viven en casas de su propiedad. Ahora han declarado la guerra al ahorro. No sólo con la política monetaria expansiva, también tratando de atentar contra los planes de pensiones privados y demás fórmulas de ahorro.

La tumba del sistema económico más próspero. Porque España no es diferente. Las regiones más libres, como Madrid, son:

  • Las que más crecen,
  • Las de mayor renta por hogar
  • Mantiene una tasa de riesgo de pobreza 5 puntos por debajo de la media nacional
  • Se sitúa casi 1 punto por debajo de la media española en porcentaje de población en exclusión social.

En definitiva, un modelo a seguir, y no a perseguir. Porque la libertad ha funcionado en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento de la historia en la que se ha aplicado. Nosotros tuvimos un amago en 2015/2016. Pero quedó a medias. Debemos continuar por esta senda.

Daniel Rodríguez Asensio
Presidente de Acción Liberal

Compartir en redes:

Descubre más desde Acción Liberal

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo