Esta semana quiero rendir un discreto homenaje a Gregorio Ordóñez, asesinado por la banda terrorista ETA tal día como ayer hace 25 años.
Gregorio Ordóñez, Teniente de Alcalde en San Sebastián por el Partido Popular, hombre valiente e incansable luchador por las libertades, al que el asesino Valentín Lasarte, un loco fanático con pocas luces, le quitó la vida con un tiro en la nuca mientras comía con otros cuatro compañeros, entre los que se encontraba la luchadora, María San Gil.
Intenten imaginar la escena de estar comiendo tranquilamente en el barrio viejo de San Sebastián y presenciar cómo un encapuchado se coloca detrás de un amigo, saca una pistola y le dispara de forma cobarde en la nuca. Esa secuencia debe ser imposible de olvidar en la vida y te debe cambiar la forma de pensar y de tener pesadillas.
Pero quiero hacerles también una reflexión. Gregorio Ordóñez fue el primer político asesinado por la banda terrorista en su estrategia de socializar el miedo y el sufrimiento, lo que significaba que cualquiera podía ser objetivo de sus bombas y sus pistoleros, pero por ello no hay que olvidar y colocar en otro estatus a las 763 víctimas a las que les arrebataron la vida antes que a Gregorio Ordóñez desde María Begoña Urroz de 18 meses, asesinada en junio de 1960, hasta el policía Rafael Leyva Loro, asesinado tan solo diez días antes que Ordóñez.
Yo soy de saga de Guardias Civiles, he vivido toda mi infancia y mi adolescencia en cuarteles y siento el uniforme verde y el tricornio como propios, aunque mi camino me llevó por otros derroteros.
Desde bien joven vi con naturalidad el agacharse y mirar debajo del coche para comprobar que no nos hubiesen adosado un explosivo que acabase con la vida de toda la familia, aunque siempre tuve dudas de que si llegado el momento, un chaval podría distinguir una bomba lapa pegada a los bajos de un coche.
Por eso no entendía, y sigo sin entender, cómo ciertos periodistas y cierta opinión pública, hablaba de ‘víctimas inocentes’ cuando los asesinados se trataban de civiles en lugar de guardias, policías o militares.
¿Esas personas que dedicaron su vida y al final la entregaron por la seguridad de los ciudadanos, no erar víctimas inocentes? Si por desgracia mi familia hubiese sido víctima de una bomba lapa ¿los asesinados habríamos sido 3 víctimas inocentes y un guardia civil? Todo de una injusticia muy cruel.
Para más dolor, esos mismos terroristas que ahora parecen como responsables de acontecimiento ya del pasado, son ‘blanqueados’ con acuerdos y pactos de gobierno por ansias de poder y el mismo Partido Socialista, que también fue víctima del terrorismo, tan solo hace un par de días votó en contra de que la Eurocámara persiga los crímenes de ETA.
Todo mi recuerdo y cariño para todas y cada una de las 858 víctimas inocentes del terrorismo de ETA.
Juan Pablo García Valadés
Secretario de Acción Liberal
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