Foto: AFP

Durante siglos la Iglesia se encargó de todos y cada uno de los aspectos de la vida de los ciudadanos: Nacimiento, educación, matrimonio, sanidad, muerte (incluso la vida después de esta), etc…

Tras el paso a Estado-Nación, en el Siglo XIX, poco a poco las naciones se convirtieron en laicas y el Estado sustituyó a la Iglesia en todos esos roles.

Desde la llegada a este mundo hasta después de irnos de él el Estado controla todas y cada una de las facetas de los ciudadanos. Cuando nacemos nos inscribimos en el registro civil, 

el Estado nos dice cuando empezar a formarnos, como debe ser nuestra familia, si esta no cumple con los requisitos nos apartará de la misma y nos llevará a una nueva.

Se encargará de nuestra educación, desde los 3 años hasta el último Master que queramos hacer, asegurándose que se cumplen sus instrucciones para que las mismas sean provechosas según su opinión.

Si nos enfermamos, Papá Estado anotará los tratamientos que recibimos, las vacunas que tomamos y las pruebas médicas que nos realizaron.

Al casarnos, nos incluirá en su registro, y en el momento que empecemos a trabajar lo haremos según sus reglas y empezaremos a pagar el «diezmo» que el Estado nos obligue. Si cometemos alguna infracción (pecado) determinará nuestra pena y su duración. Si nos quedamos sin empleo el Estado proveerá, pasado el tiempo que dictamine nos retirará del trabajo y nos dirá lo que cobraremos hasta que finalmente, al morirnos, anotará la hora y nos cobrará por lo que dejamos después de pasar a mejor vida.

El paternalismo estatal cubre desde la forma de transportarnos, lo que consumimos, como nos expresamos y sobre qué, incluso si somos iguales a las demás personas del sexo contrario.

Hoy, en El País entrevistan a Irene Montero, flamante Ministra de Igualdad, ella que cree en la preeminencia del Estado sobre todos, y se erige como la autoridad que evitará mas muertes por violencia machista. «No puede pasar que todavía no seamos capaces de evitar esos asesinatos». ¿Que pasará cuando muera otra persona a pesar

de que su Ley se apruebe? Tras mas de 15 años la LIVG no ha conseguido reducir el número de víctimas, las mujeres siguen muriendo. ¿Derogará Irene Montero una ley que ha demostrado su inutilidad para salvar vidas? o, en cambio ¿continuará en la misma senda a pesar de saber que no puede evitar esas muertes? El Estado escribe recto con los renglones torcidos. ¿sería demagógico mover recursos de la LIVG a Sanidad para evitar muertes de forma segura?

Solo pido que me dejen elegir si quiero pertenecer a esta Iglesia, quiero la libertad de poder elegir, y pido lo mismo para todos los ciudadanos, quiero que cada persona pueda elegir libremente si quiere pertenecer a esta Iglesia o no. Si querer la libertad de culto al Estado me hace insolidario que Irene Montero me perdone. Amén. 

Daniel León
Socio de Accón Liberal

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