En el DNI de todos los españoles encontramos una gran cantidad de información, entre ellos figuran datos físicos y otros biológicos. El proyecto de la futura Ley Trans que está tramitando el Ministerio de Igualdad permitirá cambiar el sexo de la persona con un mero trámite. No quiero entrar en el debate de si esto es correcto o no, lo que yo me pregunto ¿Y por qué no cambiar el resto de datos también a voluntad?

Si hubiera un lobby tan poderoso como el lobby trans podría cambiar por ejemplo la fecha de nacimiento. “Yo me siento como un niño de 14 años” o “Yo me siento como un señor mayor de 72 años”.  Alguien podría entrar y salir de la jubilación a voluntad, también podría salir de la cárcel por ser ya un anciano, a pesar de tener solo 22 años.  Volver al colegio no sería una fantasía, tampoco esquivar responsabilidades por ser menor de edad, ni siquiera ser mayor de edad para votar con siendo un bebé.

¿Y si hubiera un lobby que quisiera cambiar el lugar de residencia? “Yo me siento como que vivo en Andorra” “Yo siento que vivo en medio de la montaña” ¿Cómo ofender estas sensibilidades obligándoles a vivir donde ellos no lo sienten? Se podrían cambiar las nacionalidades, aparecer y desaparecer de un municipio, pagar una tasa en un Ayuntamiento y al minuto siguiente pagarla en otro, o tributar por un IRPF en otra CCAA. Incluso vivir fuera de España a pesar de estar dentro de ella.

¿Y si hubiera un lobby que quisiera cambiar el lugar de nacimiento? “Yo me siento que nací en las Islas Canarias” ¿Cómo ofender estas sensibilidades obligándoles a nacer donde ellos no sienten haber nacido? Uno podría ser valenciano en Fallas, sevillano en la Feria de Abril y vasco de pura cepa (con ocho  apellidos vascos, por supuesto).

Pues en España hay un lobby que quiere conseguir que se pueda cambiar el género en el DNI con una simple declaración. Imaginad las posibilidades: reclusos cumpliendo condena en cárceles de reclusas, deportistas varones compitiendo con ventaja en disciplinas femeninas, maltratadores haciendo imposible la aplicación de la LIVG, varones pidiendo subvenciones a la mujer empresaria, asociaciones feministas que solo admiten a varones biológicos,…

El límite no es el cielo, el límite es el género y con esta ley, bueno, si se aprueba, ya no habría límite.

 

Danilos.

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