Existe últimamente mucho nostálgico de la España del año 1975 pensando que en aquella época estábamos bien y desde entonces hubiéramos estado cayendo en el abismo más absoluto. Se alaba así la gestión del franquismo y la buena situación económica de aquella época.

El país era gobernado por el movimiento falangista, dentro del mismo había diferentes familias que competían haciendo camarilla para influir en el parecer del dictador. Diferentes personajes subían y bajaban en las escalas de poder dependiendo de las decisiones que tomaba Franco.

Las cortes franquistas eran prácticamente un adorno que tenía el régimen, el poder real se concentraba en unos pocos.

En lo económico, el mayor grupo industrial y empresarial del país era el INI, es decir lo público era lo principal. Se eliminaba así a la competencia, las áreas más importantes de la economía quedaban en manos del Estado: comunicación, transporte, energía, infraestructuras, etc…

El INI eliminaba así la iniciativa privada, monopolios estatales campaban en la economía cercenando la competencia. La baja productividad era la tónica habitual, reforzando así la imposibilidad de aumentar las exportaciones.

El saldo comercial con el exterior era mucho más negativo que hoy en dia, desde 1959 a 1977 se produjeron 4 devaluaciones de la peseta y los españoles llevábamos décadas emigrando a Europa buscando así un progreso imposible de conseguir en suelo patrio.

Si, el tamaño del Estado era más pequeño pero también lo eran en el resto de Europa, así como los impuestos. A partir de 1964 el gasto público del Estado no para de incrementarse, la bonanza económica dispara el gasto. Sin embargo, una gran parte de este era para las fuerzas de seguridad del Estado, alcanzando el 22% del gasto total español en el año 1968.

Que pudiera entrar una empresa extranjera a invertir a España o que se creara un grupo empresarial como Inditex era prácticamente imposible, nada se movía sin la conformidad del gobierno.

El franquismo quiso “arreglar” las fallas del mercado con la intervención del Estado. Si los alquileres subían, ley de renta antigua y vivienda VPO, si la energía se encarecía, nacionalización de los medios de producción y control de precios., necesidad de banca pública (Ley de Ordenación Bancaria), subida del precio del pan (Servicio Nacional del Trigo), España “vaciada” (Instituto Nacional de la Colonización), despidos (Fuero del trabajo) y así un interminable etcétera. La gran mayoría de estas iniciativas se hicieron imitando a la Italia de Mussolini.

Tras décadas de fracaso en todas estas políticas alguien deberías explicarle a nuestra izquierda actual que la intervención del Estado no es la solución a las fallas del mercado.

No fue hasta que se dejó de intervenir tanto en la economía que esta pudo empezar a crecer y aproximarse a la convergencia con la UE. Y es ahí donde termina el racionamiento de los alimentos y el país empieza a crecer de forma fuerte y sostenida. Nos habíamos quedado muy atrás de una Europa destrozada en la Guerra Mundial pero que ya se había recuperado. Y eso fue lo único que hizo falta del franquismo: que no hiciera nada, que diera libertad económica, aunque escasa, y España empezó a crecer a un ritmo vertiginoso.

Pero este crecimiento, que algunos calificaron como milagroso, se apoyaba en pies de barro, como demostró la crisis del petróleo que golpeó a España más duramente que a nuestro entorno.

En lo social no había libertad de expresión, de prensa, de asociación, de partidos, religiosa, de huelga, etc… Se cerraban diarios y la prensa era controlada.
Sin embargo los allegados a la cúpula del poder hacían y deshacían a su antojo. Se podía indultar a amigos y condenar a enemigos, la independencia de la Justicia era inexistente. Las decisiones judiciales se consultaban con el poder político, generando una gran corrupción.

La Iglesia era un poder más que participada de forma activa en la toma de decisiones. La idea de una sociedad civil independiente era impensable.

Si hacemos una foto fija de 1975 con un alto crecimiento, baja deuda y poco paro seguramente nos lleve a engaño, la situación, como hemos visto, era mucho más compleja y no tan benévola.

Entiendo que solo desde una visión extremadamente conservadora y simplista se puede añorar una España así.

 

Danilos

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