En cuatro años el panorama en Cataluña ha dado un cambio importante. Los dos partidos que juntos declararon la efímera independencia ahora andan a la gresca con los papeles invertidos. El partido más radical ha dejado de ser ERC, que ahora se sienta a la mesa con el Psoe, mientras el JxS se escora cada vez más al extremo buscando un protagonismo político que se le escapa. Hablamos de un partido que hace apenas seis años se definía como de centro derecha y conservador.

Continúa el acoso político a Puigdemont en el Parlamento Europeo y el amago de reforma del delito de sedición en el código penal se ha quedado en un deseo. Se aleja así el regreso triunfal del inquilino de Waterloo y lo fuerza a caricaturizarse cada vez más buscando el protagonismo perdido. Como si fuera un actor al que han desahuciado del papel protagonista.
Al mismo tiempo, Psoe y ERC interpretan de maravilla su papel en la opereta de la mesa de partidos que no va a servir de nada puesto que nada pueden hacer. El nudo gordiano del separatismo está tan liado sobre si mismo que no es posible desatarlo.
Junqueras ha conseguido sus objetivos: salir de la cárcel y obtener el gobierno de la Generalidad, ahora toca estirar las cosas hasta acabar con su verdadero enemigo y rival: Puigdemont.
Por otro lado, el Psoe continúa en caída libre en las encuestas y busca desesperadamente un golpe de efecto que tampoco será el de esta mesa.
El PP, como siempre, torpe y mirando todo desde la barrera sin aprender nada. Fué el último en llegar a esta mascarada y sin embargo ha conseguido ser el culpable de todos los males y perder votantes.
Y Podemos convirtiéndose en la sempiterna IU poco a poco, es lo que tiene el personalismo que cuando falla no queda nada detrás porque lo que quedaba ha sido eliminado

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¿Y los ciudadanos? Los de Cataluña viendo como desde hace pocos años la prosperidad les ha dado la espalda y se dirige con piso firme a Madrid. Subir impuestos, aumentar gasto público, fraccionar la sociedad y politizar todo solo podía tener un resultado: la huida de la inversión. Madrid baja impuestos y recibe con brazos abiertos todo lo que aumente su bienestar, mientras la deuda pública de Cataluña hacer récord tras récord. Y es que cuando los políticos se meten en algo el resto de ciudadanos siempre sale perdiendo.
Nos esperan muchos meses de fingidos encuentros y desencuentros en esa mesa de partidos mientras los vencedores se reparten el botín de un pueblo extenuado de cruzadas imposibles.

 

Danilos

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