Rusia intenta invadir Ucrania. Rusia es quien más impacto económico está recibiendo por ello. Según las estimaciones de Oxford Economics, el PIB ruso se reducirá un 0,6% en 2022, un 1,2% en 2023 y más de un 1% en 2024 como consecuencia de este conflicto. Cifras que están muy lejos de las europeas o de las de Reino Unido (impacto de 1,5% del PIB acumulado) y de las de Estados Unidos, donde apenas se llegará al 0,5%.
Esto es consecuencia de las sanciones económicas que se llevan imponiendo en las últimas semanas a este país, que desde febrero de 2022 es la economía más castigada por las sanciones. Según datos de Castellum.ai recogidos por Bloomberg, actualmente Rusia cuenta con más de 5.500 sanciones, casi 2.800 más que antes de esta crisis. Hasta principios de este año, Irán, Siria, Corea del Norte y Venezuela eran los países más castigados económicamente. Ahora este podio de dudoso honor lo ostenta Rusia, y de ahí se deriva: i) El impacto económico actualmente descrito; ii) Una depreciación del rublo sin precedentes; y iii) Una posible entrada en impago de deuda (default) del que ya se lleva hablando unos días.
¿Puede sobrevivir Rusia a una situación de prácticamente aislamiento internacional? Aparentemente, sí. Las exportaciones suponen un 28% del PIB, su principal socio comercial es China (21% de las exportaciones) y sus productos exportados son de primera necesidad (energía, alimentos y materias primas, fundamentalmente). Ahora bien, no debemos subestimar las actuaciones en materia económica.
Muchas de las empresas internacionales están abandonando el país y/o cerrando temporalmente sus operaciones allí, los grandes oligarcas rusos están sufriendo restricciones en prácticamente todo el mundo, y el sistema financiero ha cerrado la puerta a muchos de sus principales bancos, sacándoles del sistema SWIFT.
Esta sea, probablemente, la sanción más importante y con la que no contaba Putin. SWIFT (Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales, por sus siglas en inglés) es el sistema financiero global que permite transferencias de dinero inmediatas y seguras a través de las fronteras. Es la web que verifica todas las transacciones financieras. Conecta 11.000 bancos e instituciones en más de 200 países, con 40 millones de mensajes al día. El uso de SWIFT garantiza que las transacciones se realicen en segundos de forma segura. Alrededor del 1% de esos mensajes involucran pagos rusos, según la BBC.
Este bloqueo aumenta el riesgo de corralito y aísla a Rusia, desde el punto de vista financiero, con respecto al resto del mundo.
De igual manera, el bloqueo al acceso de divisas supone que prácticamente el 50% de sus reservas internacionales, que están denominadas en dólares o en euros, quedan inutilizables.
Pero debemos tener cuidado, pues esta herramienta es de doble filo: JP Morgan advierte de que los bancos europeos tienen 80.000 millones de dólares en reclamaciones con bancos rusos cuya probabilidad de default se incrementa. Además, sacara a Rusia de SWIFT supone una ventana de oportunidad para CIPS, el sistema homólogo chino, que puede ganar relevancia internacional.
España, uno de los países más vulnerables a pesar de nuestra escasa exposición a Rusia
La economía española es una de las que menos impacto directo recibe de la situación en el este de Europa. Rusia es el vigésimo quinto país exportador para España. En 2020 hubo 4.800 agentes exportadores, cuyo volumen de actividad ascendió a 1.874 millones de euros, el 2,5% sobre el total de exportaciones nacionales. La inversión rusa en España también es reducida, y, por lo tanto, el mayor impacto directo lo van a recibir sectores o empresas concretas altamente afectadas por el nuevo escenario y por los cierres.
Tampoco contamos con la amenaza energética porque somos uno de los países menos dependientes desde el punto de vista energético. El gas natural ruso supone menos de un 5% de nuestros recursos energéticos disponibles, y prácticamente el 0% del gas que requerimos en nuestro país.
¿Significa esto que el impacto de la invasión rusa sea inexistente en nuestro país? Ni mucho menos. Significa que tenemos una exposición directa limitada pero una exposición notable como consecuencia de la elevada vulnerabilidad que arrastra nuestro país. En mi opinión, hay tres vías de contagio a la economía española:
La primera es la situación de los mercados financieros a nivel internacional. Una entrada en default de Rusia, a pesar de su escasa exposición internacional, supone aún más problemas para las economías emergentes y una percepción de riesgo mayor en la economía global. España, debemos recordar, es una de las economías europeas más expuestas al crédito internacional (especialmente del BCE) y en la que ya se estaban dando problemas de crédito a empresas antes de la explosión de la crisis geopolítica. Un empeoramiento de las condiciones de crédito puede suponer un encarecimiento inasumible para muchas empresas y un riesgo inflacionista aún mayor.
Debemos recordar que, según el Fondo Monetario Internacional, la morosidad de los créditos ICO expirados ya está en el 7%, que según el INE las ejecuciones hipotecarias de vivienda habitual están en máximos desde hace cinco años, y que nuestra prima de riesgo soberano ya venía subiendo desde hace semanas.
Y en este punto se produce un nexo con el segundo elemento: Nuestro sistema bancario y riesgo crediticio. La exposición de los bancos nacionales a deuda rusa es muy limitado, pero los préstamos en Stage 2 y Stage 3 (es decir, en antesala de considerarse como impagados) ya suponen el 10% del crédito vivo y la evolución es estable, pero no a la baja. Un repunte de la tasa de morosidad general en un contexto de impagos en economías emergentes podría suponer un cierre del grifo crediticio, nacional e internacional, en un contexto en el que el Banco Central Europeo, previsiblemente, reducirá su volumen de compra de bonos soberanos en el mes de marzo y que, además, en el caso concreto de España, podría alcanzar el 33% de deuda pública nacional que puede tener en balance que tiene establecido en sus estatutos.
Por último, el tercer riesgo de la economía española, y quizás lo más importante, es el proceso inflacionista en un contexto de consolidación financiera europea. El encarecimiento de los costes energéticos sí que tiene un impacto muy importante en la evolución económica nacional. Tenemos que asumir que vamos a experimentar una cascada de revisiones notables a la baja de nuestro PIB por la elevada inflación a la que nos enfrentamos.
España es el único país europeo que no ha recuperado los niveles de riqueza previos a la crisis del Covid19. Que la espiral inflacionista va a tener efectos en nuestra actividad económica es un hecho, y la gran pregunta es si los veremos este mismo año o será al que viene. La inflación moderada del 5/6% para este año se puede convertir en una hiperinflación de doble dígito, provocando que España pase de la crisis del Covid19 a una estanflación similar a la de los años ’80 en Estados Unidos. Pero no debemos olvidar algo importante: España ya arrastraba una inflación del 7% y una evolución económica muy débil antes de esta crisis. Además, tenemos pendiente un ejercicio de consolidación fiscal que Europa nos comenzará a pedir en breves.
Repensar el modelo energético
Ninguna guerra supone una oportunidad para nada. Pero la invasión rusa a Ucrania debe servir para repensar el modelo energético europeo y pasar de una gestión ideológica a otra efectiva y eficaz. Y, en ese contexto, España tiene mucho terreno que ganar, tanto en el plano económico como en el geopolítico.
Si Estados Unidos consigue que Europa deje de comprar crudo a Rusia para pasar a comprárselo a ellos, habrá un claro vencedor en esta guerra. Esto, de producirse, debe ser un parche temporal, hasta que consigamos fortalecer nuestra independencia energética, especialmente en los mercados de gas natural.
España es el país con más capacidad de almacenamiento de gas y regasificación de toda Europa. El 35% de la capacidad europea y el 27% de la capacidad de regasificación está aquí, según Gas Infrastructure Europe. Podríamos poner esta ventaja estratégica con una inversión de 500 millones de euros. De hecho, según un informe del Ministerio de Exteriores elaborado tras la anexión de Crimea, España tiene la posibilidad de solucionar a la UE el 40% de gas que ahora está viniendo de Rusia.
Además, en el 53% de nuestro territorio está prácticamente despoblado (vive el 5% de la población), lo cual nos deja un elenco de localizaciones para apostar por la energía nuclear y avanzar en un sistema energético competitivo y limpio hasta que las energías renovables sean sostenibles.
El nuevo escenario geopolítico debe ser el acicate para modernizar nuestra economía vía reformas estructurales, especialmente la del sector energético, y no una excusa para seguir escondiendo los problemas bajo la alfombra y buscando al enemigo externo de turno como el eterno culpable de nuestros males.
Daniel Rodríguez Asensio
Consultor Estratégico y Presidente de Acción Liberal Think Tank For Freedom
Artículo aparecido en el diario Expansión el 9/03/2022:
https://www.expansion.com/economia/2022/03/09/6227c1da468aebce5a8b4675.html
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