Macarena Olona deja la política a la semana de iniciarse la legislatura en el parlamento de Andalucía. Con la excusa de la enfermedad y negándose a volver a “darlo todo por lo andaluces” una vez recuperada rompe otra promesa más.
Y es que el batacazo electoral de Vox en Andalucía ha debido escocer mucho en la otrora dichosa cúpula dirigente. Hace menos de 4 años el exjuez Serrano sacó dos escaños menos sin presupuesto ninguno, sin aparecer en los medios y muchos menos acudir a dos debates televisados. Olona, Vox y Abascal lo han tenido todo a favor y el resultado ha sido decepcionante. Hace meses nada podía parar al rodillo que desde Madrid ponía y quitaba candidatos. Se veían ya eligiendo cargos de confianza a dedo y color de coche oficial.
Como dije el batacazo ha debido ser sonado.
¿Quien se ha llevado el gato al agua en estas elecciones? La tibia socialdemocracia de Moreno Bonilla/ Feijóo. Y es que, en un país tan escorado a la izquierda como es España, nunca está de más un partido “de derechas” que no deja de aumentar el gasto público y de favorecer los nacionalismos periféricos.
Y esa es la clave del “éxito” que llevará a Feijóo al puesto más alto. Tibieza, solucionar los problemas con gasto público (es decir, no solucionar nada), apoyar a propios y extraños al tiempo que seguir parasitando a todos los ciudadanos.
Donde Casado se esmeraba en imprimir un estilo personal marcado aunque cambiante, Feijoo no se va a destacar en nada.
Y es que las elecciones se ganan por el centro, por eso los breves éxitos de Vox o Podemos no se pueden capitalizar. Se ganan por el centro y con una estructura nacional sólida con la que poder crear las instituciones que canalizarán en la dirección propia el poder ganado. Por eso partidos de centro como Cs o UPYD no pueden durar.
Volvemos a donde siempre hemos estado : bipartidismo. En este país los verdaderos cambios vendrán desde arriba, será la UE la que nos obligue a hacer las reformas necesarias.
Nuestros dos partidos principales no están por la labor de reformar y si por la de seguir en el poder, Posición desde la que nunca se han movido.
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