Los políticos que conforman el Gobierno van a cambiar el delito de sedición en el código penal y así perpetuarse un tiempo más en el poder gracias a los pactos con otras formaciones. Ya hemos visto el “éxito” de otras decisiones políticas como la aprobación de la ley del “solo si es si”, que está sacando a violadores a la calle.
No nos debería llamar la atención que el poder ejecutivo sustituya al legislativo después de que con los indultos se salte las decisiones del judicial. Y es que la tan sagrada división de poderes es una pantomima cuando los políticos tienen poder.
Ahora vendrá en redes un debate de varios días sobre los pros y los contra de cambiar la pena por este delito.
El debate es estéril.
Mientras los políticos tengan el arma del indulto no valdrá ninguna pena ni ningún código de ningún tipo.
Hablar sobre endurecer las penas no sirve de mucho sabiendo que las anteriores no impidieron que varios políticos intentaran saltarse la legalidad, (recordemos que la pena por rebelión es de 15 a 30 años). Al igual que las penas por tráfico de drogas no están impidiendo que se cometa este delito.
No necesitamos un cambio en el código penal, necesitamos un sistema judicial que funcione. Necesitamos independencia de fiscales y jueces, necesitamos incluso poder elegirlos los ciudadanos.
¿Por qué si el poder del estado emana del pueblo no podemos los ciudadanos decidir quién ostenta el poder judicial?
Los ciudadanos no dependemos de los indultos para mantener nuestros puestos de trabajo y no estamos atados por oscuros pactos de gobierno.
Llevamos años con la negociación del CGPJ ¿Cómo es posible que en la Constitución se defienda la división de poderes y al mismo tiempo sean los políticos los que elijan al máximo órgano judicial? No, los ciudadanos deberíamos también elegir a quien queremos en ese poder.
Asi, de alguna menta, podríamos contrapesar el que un político malversador salga de la cárcel por un cambio en el código penal de ese delito.
¿No deberían los poderes públicos responder directamente de su gestión ante los ciudadanos? No se me ocurre mejor manera que usar las urnas para dar nuestra opinión, y cuantas más veces mejor.
Hace unos meses me preguntaba alguien “¿Qué hacemos con los políticos?”.
Los políticos deben tener el mínimo poder posible, ser auditados continuamente y que sus puestos de trabajo dependan directamente de los ciudadanos.
Feo. Danilos
Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo. (Albert Camus)
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